sábado, 30 de agosto de 2008

¡Ni con los empresarios acuerpados por el gobierno de los Arias ni con los empresarios “patrióticos” de oposición!

¡Por una salida obrera independiente frente a la crisis capitalista!

El pasado sábado 23 de agosto el gobierno se reunió para “…definir como encarar el ‘segundo tiempo’” de su período político, los hermanos Arias se reunieron durante todo ese día 23 para discutir cómo enfrentar la segunda mitad de la administración arista. El gobierno se reúne en medio de un clima signado por los escándalos de corrupción que llevaron a la separación de Fernando Zumbado como Ministro de la Vivienda, de fricciones entre las propias fracciones de la clase dominante (donde hasta Epsy Campbell del pulcro PAC salió salpicada); y con un movimiento de masas en relativo reflujo después de la derrota política parcial sufrida con la imposición del “Sí al TLC” el pasado 7 de octubre en el Referéndum.
Las preocupaciones centrales del gobierno son grandes y para nada poco importantes, son concientes de que el ciclo de crecimiento de la economía mundial que viene desde el 2003 –aproximadamente- está finalizando de la mano de la crisis capitalista internacional con epicentro en los Estados Unidos; una crisis que comenzó en el sector de las hipotecas de alto riesgo y el desinfle de la burbuja inmobiliaria, pero que ya está golpeando a la economía real y que ya se va extendiendo a Europa y otras partes del mundo.
Los jefes nacionales de la burguesía anuncian “turbulencias”, lo que significa para ellos “petróleo caro, el aumento del precio de los alimentos e insumos agrícolas, y la falta de liquidez en los mercados financieros”.
[1] Todo lo anterior quiere decir que la crisis la seguiremos pagando los trabajadores y los pobres con el transporte caro, comida y energía por las nubes, y empresarios nacionales e internacionales que siguen sacando inagotables ganancias a costa del empobrecimiento de millones de personas. Por otra parte, la sequía crediticia internacional, y la mala situación de la economía estadounidense podrían estar anunciando una dura contracción en el sector turístico y en el mercado de bienes y raíces costarricense, que habían sido el caballo de batalla del gobierno: el crecimiento de la economía de la mano del turismo y la inversión de capitales extranjeros. Despidos masivos, cierre y traslado de fábricas podrían presentarse en el próximo período.
El gobierno de los Arias, que ha apoyado todo su programa de gobierno y el crecimiento económico nacional en la penetración de capitales extranjeros, es especialmente vulnerable frente a una muy posible aceleración de la crisis capitalista internacional, lo que definitivamente intentará descargar la burguesía sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo pobre.
Ante esta situación, es más urgente que nunca la organización política completamente independiente de los trabajadores y el pueblo pobre para enfrentar la crisis.

Frente a la asamblea de los “Empresarios Por Costa Rica”: ¡Por la organización política independiente de los trabajadores para enfrentar la crisis capitalista! ¡Ni con los empresarios del gobierno ni con los empresarios “patrióticos”!

Lastimosamente frente a la crisis capitalista que ya viene comenzando en Costa Rica, algunos sectores de “lucha” profundamente comprometidos con el régimen y sus instituciones proponen que nos organicemos para enfrentar la carestía, la corrupción y la crisis, pero proponen hacerlo bajo la tutela de los empresarios “amigos” y “patrióticos”. Este es el caso de la asamblea convocada para el sábado 30 de agosto en la UCR por un sector de los “Comités Patrióticos”, el “Frente Municipal”, el “Movimiento Diversidad”, “Partidos Políticos (No al TLC)”, y por supuesto por los “Empresarios por Costa Rica”. Desde ya que esta asamblea no plantea ninguna salida a la crisis, sino que más bien da a entender que los partidos de oposición burguesa (como el PAC, PASE, Frente Socialdemócrata) y pequeñoburguesa (como el FA) se vienen preparando para ganar base social para sus proyectos electoreros.
Los revolucionarios de la LRS venimos insistiendo desde hace meses en organizar gran “encuentro obrero y popular, contra la crisis y la ofensiva de los empresarios”, nuestra propuesta no es improvisada: ni siquiera una lucha seria por salarios puede librarse, si no es manteniendo la total independencia política de los trabajadores frente a empresarios “patrióticos” y “partidos políticos del NO al TLC” burgueses o pequeñoburgueses como el PAC y el FA respectivamente. Los empresarios ya sean del gobierno o “por Costa Rica”, siguen siendo explotadores del trabajo ajeno en medio de la crisis, y además, siguen obteniendo enormes ganancias (pero saben que podrían ser mayores!) mientras el conjunto del pueblo se empobrece. No es posible llevar adelante el más elemental plan de lucha o de reivindicaciones transitorias para “las grandes mayorías” si no es con la independencia absoluta de los trabajadores, que ocupan las manos libres para enfrentar la crisis.
Los revolucionarios de la LRS llamamos a los trabajadores y al pueblo pobre, y a las organizaciones que se reivindican obreras y socialistas a luchar por construir un polo de independencia de clase completamente ajeno a los intereses de los empresarios “patrióticos” y sus colaterales electoreras. Es la única forma de luchar por un programa de emergencia para enfrentar la crisis y que contemple las siguientes reivindicaciones transitorias:

1) Congelamiento del precio de todos los alimentos, transporte y bienes de la canasta básica familiar.
2) Eliminación del impuesto al consumo, y establecimiento de un fuerte impuesto progresivo a las grandes corporaciones transnacionales y nacionales: ¡que la crisis la paguen los capitalistas!
3) Apertura inmediata de los libros de contabilidad de los empresarios y abolición del secreto comercial: los trabajadores tenemos derecho a saber cuántas ganancias han obtenido los burgueses en medio de la crisis, y cuantos subsidios y exoneraciones han recibido por parte del Estado.
4) Cárcel para todo empresario acaparador de alimentos o materias primas que lucra con el hambre y la pobreza de millones de personas.
5) Juicios obreros y populares por jurado para todo político corrupto involucrado en el robo de la plata de los trabajadores: ¡que los trabajadores impongan su justicia pronta y cumplida!
6) Expropiación de toda empresa o grupo comercial que impulse el alza del precio del alimento, los transportes u otros bienes: cadenas de supermercados (Wal Mart, Price Mart, Hipermás, Más x Menos o Mega Súper).
7) Escala móvil de salarios por encima de la inflación para todos los trabajadores costarricenses.
8) Ocupación y puesta bajo control obrero de toda fábrica que cierre o despida trabajadores.

Los revolucionarios de la LRS creemos que frente a la asamblea tutelada por los empresarios por Costa Rica, se hace más urgente que nunca que nos organicemos los trabajadores y el pueblo pobre para luchar por nuestras reivindicaciones. Se hace más urgente que nunca impulsar un polo de independencia de clase, y para esto no se puede dejar pasar mucho tiempo, ya que si no hay una respuesta temprana a la crisis del lado de los trabajadores y el pueblo pobre, el cambio brusco que se puede venir en la situación económica puede más bien actuar como una fuerza paralizante para el movimiento de masas.
Le hacemos el más fraternal llamado a los compañeros de las otras organizaciones que se reivindican obreras y socialistas para que organicemos pacientemente pero con seriedad, un gran encuentro obrero y popular, donde los trabajadores podamos dar pasos firmes en nuestra organización de manera completamente independiente de los explotadores del trabajo ajeno, ya sean “aristas” o “patrióticos”. Les proponemos a los compañeros del PST, PRT, el MAS, POS, MTC y otras agrupaciones reivindicadas por la independencia de clase, a que preparemos un encuentro de nosotros los trabajadores para el mes de octubre, que nos permita luchar por un programa como el que proponemos y que nos permita defender nuestros intereses históricos; intereses que es imposible conciliar con los intereses de los empresarios.

[1] La Nación. Sábado 23 de agosto de 2008.

sábado, 23 de agosto de 2008

El asesinato de León Trotsky

A continuación presentamos un artículo de Esteban Volkov, nieto de León Trotsky, dedicado a la conmemoración del asesinato de uno de los más grandes líderes de la Revolución rusa de 1917. El artículo fue escrito en 1999, pero tiene una gran validez. A 68 años del asesinato de Trotsky y a 70 años de la fundación de la IV Internacional, queremos difundirlo y comentarlo con nuestros camaradas y amigos...

Por Esteban Volkov
Agosto de 1999

Han pasado 59 años desde esa tarde caliente del 20 de agosto de 1940 en una vieja casa rodeada por árboles frondosos y cactus en un suburbio pacífico de Coyoacán, en la capital de México. Lev Davidovich Bronstein, mejor conocido como León Trotsky, marxista revolucionario y, junto a Lenin, uno de los líderes más descollantes de la revolución de 1905 y la revolución de Octubre en Rusia, cayó víctima de un asesinato expresamente ordenado por José Stalin.

En esa tarde del 20 de agosto, un asesino profesional de la siniestra GPU o NKVD, la cual la mera mención de sus iniciales hacía temblar a cualquier ciudadano soviético, llevó a cabo un plan pérfido y traicionero que había sido cuidadosamente desarrollado. Bajo el pretexto de corregir un artículo, el asesino logró acceder al estudio del creador del Ejército Rojo. Cuando los dos hombres estuvieron solos, el asesino lo atacó por la espalda, blandiendo un picahielo de acero afilado con un mango corto, utilizado por los montañistas. En unos segundos, fue destruido el cerebro de uno de los luchadores más brillantes por la causa del socialismo.

Con el asesinato de León Trotsky - ese enemigo implacable de la burocracia que había usurpado el poder de las manos del proletariado revolucionario - se completó el exterminio contrarrevolucionario llevado a cabo por Stalin de una larga lista de líderes y participantes de la revolución de Octubre. Así, Stalin fue confirmado como el enterrador de la revolución bolchevique - un título que su víctima ya le había concedido mucho antes.

A mí me parece como si aquella tarde sangrienta y trágica del 20 de agosto hubiese ocurrido ayer. Yo era un joven de 14 años, Vsevolod (Seva) Esteban Volkov, nieto de Trotsky por parte de mi madre. Había llegado a México sólo un año antes después de un período viviendo con los Rosmers, esos amigos íntimos de Natalia y Lev Davidovich. Me dieron una habitación al lado de la de mis abuelos, y ya había probado el sabor de la pólvora y el calor de una bala rozando mi pie derecho durante el primer ataque contra la familia llevado a cabo por el pintor stalinista Alfaro Siqueiros y sus pistoleros en las primeras horas del 24 de mayo de 1940.

Casi tres meses después, estaba volviendo alegremente a casa desde la escuela, caminando por la calle Viena, al final de la cual se econtraba la vieja casa. De repente, noté algo raro a la distancia: un automóvil evidentemente mal estacionado se conducía irregularmente por la polvorienta calle y varios policías de uniforme azul marino y boinas militares parecían estar parados en la entrada de la casa. Semejante perturbación era algo inusual. Una afilada punzada de angustia me cruzó el pecho cuando tuve un presentimiento de que algo horrible había pasado en la casa y que esta vez no íbamos a tener tanta suerte.

Instintivamente aceleré mi paso, atravesando rápidamente la verja que estaba abierta, corriendo hacia el jardín, donde tropecé con un camarada norteamericano, Harold Robins, uno de los secretarios y guardaespaldas de mi abuelo. Estaba muy agitado, con un revólver en su mano, y sólo pudo gritarme con una voz desesperada: "¡Jackson! Jackson!"

En ese instante no pude entender el significado de su apresurada exclamación. ¿Qué tenía que ver con lo que estaba ocurriendo el marido o novio de la trotskista norteamericana Sylvia Ageloff y amigo de los Rosmers y los guardias? Pero mientras atravesaba el jardín hacia la casa, me crucé con un hombre con su cara cubierta en sangre a quien no reconocí inmediatamente, retirado por dos policías. El hombre quien yo supuse debía ser el Jackson al que se refería Harold, estaba haciendo mucho ruido, quejándose y sollozando, lo que se transformaba en una especie de aullido. Este hombre era realmente desagradable.

Cuando entré a la biblioteca y miré por la puerta entreabierta del comedor, entendí inmediatamente la magnitud de la tragedia. Mi abuelo yacía en el suelo con una herida en la cabeza, en un charco de sangre, con Natalia y un grupo de camaradas a su alrededor, aplicando hielo a la herida para cortar el flujo de sangre.

Entonces, Jackson - el marido generoso y atento de la camarada trotskista Sylvia Ageloff, el hombre que llevó a los Rosmers en su automóvil a Veracruz cuando regresaron a Europa, y que entretuvo a algunos de los guardias en buenos restaurantes del centro de la Ciudad de México, el hombre que mostraba una indiferencia total hacia la política, y que alegaba tener una madre belga adinerada que siempre cuidaba de su bienestar material, y un jefe en otro país que le pagaba jugosas comisiones por sus tratos comerciales - no era más que un agente vulgar de la siniestra GPU que se había introducido en la vida del líder revolucionario.

Él pertenecía a ese ejército de asesinos y torturadores que ejercían su reino de terror sobre el pueblo ruso. Eran las tropas de choque de la contrarrevolución, el pilar principal de la dictadura de Stalin y su burocracia. Disponían de recursos ilimitados derivados de la riqueza extraída de la clase obrera soviética por la burocracia. Eran la élite de la élite y los favoritos mimados del dictador.

"¡Mi madre está en sus manos! ¡Ellos me obligaron a hacerlo"! dijo Jackson bruscamente entre lloriqueos y quejas, mientras los guardaespaldas, alertados por los primeros gritos ensordecedores del "Viejo", corrieron a la escena del crimen y se abalanzaron y golpearon al asesino. "¡Jackson!" dijo Lev Davidovich, mientras se aferraba al marco de la puerta de su oficina, cubierto en sangre y señalando el agresor a Natalia, quien llegó corriendo. Era como si estuviera intentando decir: aquí está, el ataque de Stalin que estábamos esperando. Con gestos dificultosos, intentó señalar el estudio, "¡no lo maten - él debe hablar!" logró decir mientras yacía en el suelo del comedor a aquellos que lo rodeaban. Y tenía razón. Ésta era la mejor manera de echar luz sobre el carácter del crimen.

Ahora ya no hay ningún secreto. La conspiración procedió por etapas: Stalin, Beria, Leonid Eitingon, su amante Caridad Mercader y su hijo, el catalán Ramón Mercader (alias Jackson) eran las personas que asesinaron al fundador del Ejército Rojo y el camarada de armas de Lenin.

"¡Nos han dado otro día de vida, Natasha!" solía exclamar alegremente Lev Davidovich a su compañera inseparable Natalia Sedova todas las mañanas, cuando la luz del día se introducía por la oscurecida alcoba - el mismo lugar donde habían escapado milagrosamente con sus vidas en la noche del 24 de mayo, cuando la casa fue ametrallada por Siqueiros y otros veinte atacantes. ¡Pero la tregua fue breve! "Morir no es un problema cuando un hombre ha cumplido su misión histórica," le dijo Trotsky una vez a un grupo de camaradas jóvenes.

León Trotsky no era la clase de hombre que muere apaciblemente envejeciendo en su cama. Cayó en la primera línea de la lucha por el verdadero socialismo - el socialismo que fue concebido por Marx, Engels, Lenin y el propio Trotsky. Ésta es la manera en la que los héroes de la revolución proletaria dan sus vidas - con una bandera roja en una mano y un rifle de combate en la otra. Él dejó esta vida con la serenidad inmutable del que ha cumplido con su deber y ha logrado su misión histórica.

Codo a codo con Lenin, le aportó una base ideológica marxista tanto a la revolución derrotada de 1905 y la revolución victoriosa de Octubre de 1917. En esta última, la intervención de Trotsky fue decisiva. Para remover cualquier duda o remanente de la falsificación stalinista, reproducimos los comentarios del experto militar suizo, Comandante E. Léderray,: "El Ejército Rojo, creado y dirigido por León Trotsky, fue un factor clave en el triunfo de la revolución bolchevique". En dos ocasiones fue elegido presidente del Soviet de Petrogrado, en 1905 y 1917. También fue nombrado Ministro de Asuntos Extranjeros del estado soviético.

Pero las páginas que se grabarán para siempre en los anales de historia serán el último período de su vida: la lucha indomable y heroica que emprendió hasta su muerte, junto con un grupo pequeño de camaradas, contra una de las dictaduras más sanguinarias y bestiales conocidas por la humanidad, que se levantó sobre la usurpación y la traición de la primera revolución socialista en el mundo.

Inicialmente, desde 1923, Trotsky emprendió la lucha dentro del Partido Comunista de la Unión Soviética por medio de la Oposición de Izquierda, en un esfuerzo por re-dirigir al Partido del camino de la degeneración burocrática y el abandono del marxismo-leninismo, volviendo a las tradiciones de la revolución proletaria y de Octubre. Pero los ardientes discursos y declaraciones del organizador del Ejército Rojo cayeron en oídos sordos. El Partido ya había sido infiltrado completamente por las criaturas de Stalin. El humor prevaleciente era el carrerismo y la persecución de ambiciones personales, o el miedo hacia el dictador naciente.

En 1927, Trotsky fue expulsado del Partido y deportado a Alma-Ata. La Oposición de Izquierda prácticamente dejó de funcionar. En 1929 fue expulsado de Rusia. Empezando por Turquía, comenzó su largo viaje a través de lo que él mismo llamó el "planeta sin visado". Después fue a Francia, Noruega, y finalmente México. Él era totalmente consciente de que sus días estaban contados. Desde el comienzo de su exilio, acompañado por su esposa Natalia y su hijo León Sedov, y con la ayuda de colaboradores fieles, Trotsky utilizó cada minuto de su existencia para mantener encendido el faro del pensamiento marxista revolucionario y denunciar ante la opinión pública internacional y las masas trabajadoras todos los crímenes y traiciones del stalinismo.

Después de la derrota terrible de la clase obrera alemana y el triunfo del fascismo y el ascenso de Hitler al poder como resultado de las capitulaciones, traiciones y errores del Partido Comunista alemán y la Tercera Internacional stalinizada, que Trotsky caracterizó como un "cadáver descompuesto", concluyó que el esfuerzo por regenerarla era una causa perdida, y desde ese momento se dedicó a lo que consideró que era la tarea más importante de su vida - la creación de una nueva vanguardia revolucionaria en la forma de la Cuarta Internacional, la cual logró fundar sólo dos años antes de su asesinato por Stalin.

Marx y Engels llevaron a cabo un estudio exhaustivo y magistral de la sociedad capitalista que Lenin desarrolló en su análisis sobre la fase imperialista del capitalismo. Trotsky también, siguiendo el método marxista, hizo un análisis magistral del período de transición que sigue al derrocamiento del capitalismo. Él explicó cómo el stalinismo surgió como contrarrevolución política, en la forma de un bonapartismo burocrático en el Unión Soviética. Sus análisis y definiciones en La Revolución Traicionada - un trabajo escrito hace más de 60 años - son sumamente rigurosos y totalmente válidos hoy. Aquí tenemos una descripción de una sociedad en transición - ni capitalismo ni socialismo - bajo la dominación de una casta de usurpadores burocráticos.

Semejante formación social no tenía ningún papel funcional en la producción, ni podría tener alguna significación permanente, y así, por sí misma, no se elevó a la categoría de una clase en el sentido marxista de la palabra. Sólo podía mantenerse en el poder por medio de la falsificación de la historia y a través del terror. El resultado final era la restauración del capitalismo en Rusia. Trotsky abogó urgentemente por una revolución política en Rusia, en la que la clase obrera reconquistara el poder que le había usurpado la burocracia, salvando todo lo que sobreviviera de las conquistas de Octubre, y reconstruyendo la base para el socialismo genuino, basado en la democracia obrera con soviets genuinos, la abolición del gobierno unipartidista y la introducción del control democrático y la dirección de la economía planificada por parte de los trabajadores.

Hasta el momento, esto no se ha llevado a cabo, como resultado de la inercia política de la clase obrera rusa después de 70 años de sofocante dictadura burocrática. Según el historiador Volkogonov, la publicación de La Revolución Traicionada en 1936 (fue traducida inmediatamente al ruso para Stalin) llevó a una aceleración de los planes para asesinar a Trotsky desde diciembre de ese año. Volkogonov - quien tuvo acceso a los archivos de la KGB - afirma que Stalin siempre tuvo miedo de Trotsky. De manera que la publicación de su biografía de Stalin, que estaba en preparación en 1939-40, no pudo haber hecho mucho para calmar la furia asesina del amo del Kremlin. Contrariamente a lo que uno pudiera pensar, Trotsky escribió este libro sin mucho entusiasmo, producto de la necesidad económica, a pedido de un editor norteamericano, dejando a un lado una biografía de Lenin, un trabajo que le interesaba mucho más.

La contribución de Trotsky al arsenal del movimiento obreros es inmensa: teoría marxista, polémicas, trabajos históricos, autobiografía, para nombrar sólo las principales. El Profesor inglés Sinclair ha publicado un índice bibliográfico de más de 400 páginas que contiene sólo la lista de los títulos recogidos por él. Como lo expresó Ernest Mandel, quien falleció recientemente: "Trotsky pasará a la historia como el estratega más importante del movimiento socialista."

En su lucha tenaz e ininterrumpida contra la dictadura burocrática stalinista, que lo convirtió en el revolucionario más calumniado y perseguido del mundo, hay una cosa que resalta por su importancia histórica: el contraproceso que organizó en respuesta a las purgas de Stalin. Después de su breve período de destierro en Escandinavia, que se convirtió en seis meses de silencio forzado y arresto domiciliario impuesto por el gobierno "socialista" de Noruega, a insistencia de Stalin, Trotsky finalmente se dirigió a México. Habiéndole sido concedido el asilo por parte del presidente mexicano, el Gral. Lázaro Cárdenas, inmediatamente después de su llegada en enero de 1937, Trotsky se puso a trabajar. Ahora tenía libertad completa para preparar su defensa, y también la de su hijo, León Sedov y todos los otros revolucionarios falsamente acusados en la farsa sangrienta de los Juicios de Moscú. Por estos medios, Stalin y su pandilla del Kremlin buscaban encontrar una coartada legal para justificar el exterminio de todos aquellos que podían dar un testimonio viviente de las tradiciones de Octubre.

A sugerencia de Trotsky, se formó una comisión investigando, presidida por célebre filósofo y educacionista norteamericano, John Dewey, y compuesta por personas de una integridad absoluta, sin conexión con el acusado. Trotsky anunció su disposición de entregarse a los verdugos de la GPU si se probara así fuera uno de los cargos. Su objetivo al organizar este contraproceso no era sólo salvar su honor y reputación como revolucionario y denunciar antes la humanidad y ante la historia los crímenes del stalinismo, sino también dificultarle a Stalin y la burocracia llevar acometer más juicios y exterminios. Después de 13 días de agotadoras sesiones, con la presentación de 18 imputaciones y respuestas firmes, la comisión entregó un veredicto de "No culpable", y caracterizó a los Juicios de Moscú como la falsificación más monstruosa de toda la historia.

La brillante carrera revolucionaria de León Trotsky - preparando la revolución y llevándolo a cabo; defendiéndola después contra sus enemigos y usurpadores - se basó en todo momento en el marxismo y proporciona una prueba irrefutable de su vitalidad y veracidad hasta el día de hoy. La precisión de su análisis fue luego subrayada por el derrumbamiento de los régimenes stalinistas y neo-stalinistas que Trotsky predijo con una confianza inconmovible hasta el final. Su vida heroica sigue siendo una fuente de inspiración y un gran ejemplo para todos los revolucionarios.