martes, 25 de septiembre de 2012

Un balance necesario sobre el II ENEU




Por Johanán León

Con una asistencia de cerca de 300 estudiantes (de la UNA, UTN y mayoritariamente de la UCR) hace algunas semanas se efectuó el II Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios en un conocido salón de baile de la provincia de Alajuela. 

Desde la LRS acordamos participar con algunos compañeros independientes  pues  caracterizamos como un error dar la espalda a un espacio que con todo y los abundantes cuestionamientos válidos hechos en las semanas previas[1], ha sido el único que en medio de una profunda desorganización durante los últimos meses en el movimiento estudiantil ha reunido esta cantidad de compañeros; de ahí que la JS (que llamó a no participar igual que la derecha universitaria) y el POS tuvieron una política claramente sectaria al no asistir, pues no cuentan ni de lejos con las condiciones para reunir una cantidad similar de personas en una asamblea.[2]
 
A pesar de que este encuentro fue convocado con el gasto de cientos de miles de colones por parte de una FEUCR que financiamos todos los estudiantes de la UCR, y como parte de los intentos del PT de oxigenarse de cara a las próximas elecciones de noviembre y al desafío de montar la "estructura electoral nacional" para el 2014; participamos siendo conscientes de la necesidad de llevar nuestras propuestas políticas a los estudiantes que quieren luchar honestamente, más allá del electoralismo que caracteriza a ciertas agrupaciones.

Es precisamente por todo lo anterior que se hace necesario abrir una discusión más concreta sobre varios aspectos de este segundo “acto” del ENEU  y sobre los cuales llamamos a los compañeros del PT, pero especialmente a los luchadores independientes a reflexionar.

La ausencia de un balance profundo  y autocrítico

Aunque en el encuentro propusimos abrir un punto de balance que partiera del pasado ENEU y de la discusión sobre la situación nacional y del movimiento estudiantil, lamentablemente los compañeros del PT optaron por mantener su plan original de hacer “mesas de discusión”, evitando de esta forma discutir abiertamente en plenario. 

Como punto de partida es necesario asegurar que hoy el gobierno y las autoridades de las distintas instituciones autónomas como son las universidades públicas, vienen avanzando en la implementación de sus planes de ajuste y los recortes de presupuesto en nombre de la “austeridad”, mientras en el movimiento estudiantil lo que impera es la pasividad y la ausencia de un plan de lucha que permita hacer frente a cuestiones elementales como los recortes en becas, o las amenazas a la autonomía universitaria materializadas tanto en la injerencia del Banco Mundial como en los vínculos cada vez más estrechos de las autoridades universitarias  y su policía interna con los cuerpos represivos del gobierno.

En este contexto aunque desde la dirección del PT se viene planteando discursivamente que primero con Convergencia, y luego con el I y II ENEU se avanzaría en la reorganización del movimiento estudiantil, lo cierto es que este grupo no ha aprovechado con todo su posición dentro del aparato federativo para avanzar en esta tarea, y hoy es claro que sus dirigentes en realidad corren bajo la presión de las próximas elecciones universitarias.

La prueba es que luego del I ENEU no se convocó seriamente desde la FEUCR a una sola asamblea o movilización de carácter nacional ya fuera por aspectos particulares del movimiento estudiantil,  en apoyo a las luchas de trabajadores públicos que han salido a las calles, o incluso a grandes campañas en defensa de instituciones como el ICE o la CCSS. Para enumerar se puede citar la negativa a nuestra propuesta de aprovechar la Semana U de abril para organizar una gran asamblea por el tema de becas y la injerencia del Banco Mundial; la ausencia de una convocatoria seria para apoyar la jornada del 19 de abril convocada por APSE a pesar de haber sido un acuerdo en el I ENEU[3]; la falta de una gran campaña (afichadas, volantes, etc) en solidaridad con la lucha de los trabajadores portuarios e igualmente la ausencia de una convocatoria con todo en solidaridad con la jornada del 30 de julio en el ICE, a la que asistió la FEUCR prácticamente en taparrabos, con una "columna" compuesta por menos de una decena de personas, cuando se supone que es una organización que "representa" a casi 40 mil estudiantes universitarios!!
Hoy cabe agregar a la lista que ni siquiera fue concretada la jornada de movilización del 20 de setiembre planteada desde la propia federación durante este último encuentro, lo que deja una vez más al descubierto la política del PT centrada únicamente en un encuentrismo estéril que persigue la captación temporal de compañeros para impulsar su dinámica electoralista.
 
Así, la actividad del actual directorio ha pasado de las elecciones de noviembre del año pasado al encuentro de abril y ahora, cinco meses después, a un nuevo encuentro que lejos está de ser expresión de algún proceso de lucha, y parece apuntar más bien, a una recuperación coyuntural del MAS/PT en la dirección de la FEUCR, que le permita "ganar tiempo" con miras a noviembre incorporando a un sector de activistas que quieren luchar; todo para simplemente mantenerse en el aparato sin más perspectiva estratégica, dejando así todo el camino despejado a variantes reformistas y de derecha que vienen nuevamente asomando la cabeza en la universidad.

Sobre la metodología y los ejes políticos 

El encuentro se desarrolló bajo la dinámica de “mesas de discusión” que absorberían prácticamente toda la jornada, “ordenadas” por un folleto con resoluciones prefabricadas desde arriba y repetidas por los distintos representantes designados para cada mesa. El único fin de esta maniobra burocrática  era administrativo, y consistía en asegurar el control del evento a un reducido sector de dirigentes de la federación (algunos vinculados al PT), para evitar que se les saliera de las manos la reunión de casi 300 estudiantes.

Pero más allá de este aspecto “metodológico”, varios de los ejes sobre los que giraría el ENEU tenían implicaciones políticas importantes, como en lo referente a la renegociación del FEES, punto para el cual se planteaba en la resolución de la FEUCR retomar la lucha por la renegociación partiendo de exigir un presupuesto no menor al  1,33% del PIB para el siguiente año, tal cual como quedó acordado entre las rectorías y el gobierno en el desastroso V Convenio del FEES que concretó un considerable recorte del presupuesto universitario. De esta forma la propuesta “oficial” terminaba siendo en los hechos una reivindicación de los recortes pactados y una trampa que puede terminar atando de manos al movimiento estudiantil.

Por otra parte, respecto al tema de autonomía universitaria, las resoluciones planteadas hacían referencia a la lucha por el reconocimiento de la FEUTN que hoy intentan impulsar los compañeros de la UTN, pero aislándola de las principales amenazas que se ciernen sobre las universidades públicas de conjunto: por un lado la creciente injerencia del Banco Mundial en la materializada en el préstamo de $200 millones, que fue  aprobado por los rectores en paralelo al avance de los recortes presupuestarios impulsados desde el gobierno (que se reflejan en la disminución de becas, problemas de cupos y cierres de cursos, por ejemplo); y por otro lado la creciente cercanía de la policía interna con las instituciones represivas nacionales como la Fuerza Pública, el OIJ y la DIS. Cuestiones que pueden ser la base para unificar al conjunto del estudiantado alrededor de la defensa de la autonomía universitaria en todos sus aspectos.

Lamentablemente por sobre este tipo de ejes y discusiones, al final el eje central terminó siendo impulsar un “Movimiento pro Federación Nacional de estudiantes” siguiendo la apuesta del PT de construir artificialmente un aparato que “agruparía” a las federaciones de las universidades sin responder a ningún tipo de proceso de lucha y organización real desde la base.

La necesidad de una corriente combativa y antiburocrática en el movimiento estudiantil 

En las mesas donde participamos propusimos incorporar como uno de los ejes principales la lucha contra la militarización y la entrada de buques de guerra estadounidenses que ya vienen incursionando en regiones como Parrita y Quepos, e introdujimos el planteamiento de convocar a una movilización centrada en la lucha contra la militarización para el 4 de octubre (que lamentablemente no fue aprobada), así como que el II ENEU se pronunciara en contra del fortalecimiento de la policía y el aparato represivo. 

Todas estas son cuestiones que sumadas a las que intentamos desarrollar más arriba, no fueron planteadas ni por asomo desde el PT/FEUCR, lo que nos parece se deriva de una profunda adaptación de la dirección del PT de conjunto a la vida de aparato en tiempos de pasividad y calma social, que los ha llevado a una práctica de tipo socialdemocratizante que privilegia hacerse de espacio en asociaciones y federaciones de estudiantes como la FEUCR pero para reproducirse en los mismos y ejercer ocasionalmente algún tipo de presión sobre las autoridades universitarias, sin el objetivo de ponerlos en función de desarrollar la organización y las luchas del sector en que se ubiquen y prepararse en términos estratégicos para períodos convulsos como los que preanuncia la actual crisis capitalista mundial.

Pero aparte de toda esta discusión de balance y de política, creemos que para superar la actual dinámica de pasividad e impedir que las direcciones que hoy frenan la organización del movimiento estudiantil, u otras que defienden abiertamente los intereses de las autoridades universitarias y el gobierno sigan en importantes organizaciones del movimiento estudiantil; es necesaria una corriente revolucionaria que impulse la movilización y la lucha a gran escala contra el gobierno nacional y contra las autoridades universitarias que avanzan en propinarle duros golpes al movimiento estudiantil por medio del recorte de becas, derechos democráticos, y los pactos con el Banco Mundial. 

Por eso hacemos un llamado a los luchadores independientes que quieran luchar y coincidan en la necesidad de que el movimiento estudiantil vuelva a estar en el centro de la escena nacional con la movilización, las barricadas, los paros y los métodos que sean necesarios; a que construyamos una corriente combativa y antiburocrática, vinculada a las agrupaciones más combativas que han surgido en Latinoamérica y Europa como producto de profundas luchas de los estudiantes y la juventud; como vía para enfrentar por una parte el burocratismo de algunas organizaciones profundamente adaptadas a la legalidad, y por otra parte para combatir el sectarismo estéril de grupos que pareciera que solo son capaces de estorbar y sabotear cualquier intento de organizar al movimiento estudiantil.



[1] Nos referimos concretamente al planteamiento original de la comisión organizadora de efectuarlo en la Iglesia Maná a sabiendas de las posiciones retrógradas impulsadas desde esta y la Alianza Evangélica; y al desproporcionado uso de recursos para este tipo de actividades, en detrimento de la organización y movilización real del movimiento estudiantil.

[2] El PRT-JR participó “críticamente” en el II ENEU, tratando de marcar distancia del resto del directorio que han venido integrando. Pero  más allá de los intentos de las últimas semanas para “sacudirse” el malestar que impera entre el estudiantado contra la dirección de la FEUCR y dar una apariencia de alternativa,  desde el año pasado el PRT-JR ha sido parte de la federación y durante meses no han hecho más que sostener un silencio cómplice hacia el MAS/PT, tal como nos demostraron con su completa indiferencia ante la propuesta sobre el tema de becas que realizamos desde el primer ENEU.

[3] La FEUCR no fue siquiera capaz de garantizar a los participantes del ENEU a pesar de haber prometido cientos de participantes, y de hecho terminó movilizando aproximadamente 30 estudiantes ese día.