sábado, 18 de mayo de 2013

Una grave crisis política amenaza al gobierno de Chinchilla



Por Bryan Brenes

El viaje de la Presidenta Chinchilla a Perú, donde participó en la boda del hijo del vicepresidente Luis Liberman así como en una improvisada reunión con el mandatario Ollanta Humala, ha abierto una aguda crisis política en las alturas del Poder Ejecutivo costarricense, todavía con consecuencias impredecibles y con potencial para extenderse hacia el conjunto del régimen. Los cuestionamientos pasaron del hecho de viajar en un Jet privado de una empresa dedicada al negocio de los hidrocarburos (gas natural y petróleo) a los nexos que importantes ejecutivos de esa compañía tendrían con el trasiego de drogas, en momentos en que todavía está fresca la visita de Obama al país así como los acuerdos con ese Presidente en cuanto a la “guerra contra las drogas”, excusa bajo la cual se viene encubriendo la militarización y fortalecimiento del aparato represivo del país.

La renuncia precipitada del Ministro de Comunicación Francisco Chacón como “hombre fuerte” del gobierno, quizá con la intención de evitar una investigación o una comparecencia en el Congreso, tuvo más bien un efecto adverso, que detonó una verdadera avalancha de cuestionamientos que ponen a los altos funcionarios de la Casa Presidencial así como a la propia mandataria en vínculo con quienes se presume serían los grandes narcotraficantes de la región, como por ejemplo Gabriel Ricardo Morales Fallón, quien es investigado en Colombia hace por lo menos cinco años, y por la Dirección de Inteligencia y Seguridad (que precisamente estaba dirigida por Boraschi) desde el 2011.[1]

A pesar de que todavía no han sido superados los escándalos de ministros que no pagan impuestos, el robo de recursos públicos en la construcción de la Trocha fronteriza 1856 o la concesión de la carretera a San Ramón a la empresa OAS, un nuevo frente de hostilidades ha sido abierto por el endeble gobierno de la señora Chinchilla; que se ha quedado sola frente a la oposición burguesa y frente a sus propios compañeros liberacionistas.

El impacto del escándalo en el equipo de gobierno ha sido notable: renunció su “hombre fuerte”, el Ministro de Comunicación Francisco Chacón; el “zar” antidrogas y director de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (una institución clave para el gobierno en el último período) Mauricio Boraschi, la asesora y amiga personal de la Presidenta Irene Pacheco, y como si fuera poco el Presidente del partido liberacionista ha afirmado con exasperación que su agrupación no respalda a la mandataria y que “Ningún Gobierno proveniente del Partido Liberación Nacional ha mostrado tan poca capacidad gobernativa”, dejando al descubierto la brecha cada vez más grande que hay entre la mandataria y los líderes del partido que la llevó a la presidencia.

Es necesario prepararse para una posible caída del gobierno de Chinchilla

Más allá de la Cadena Nacional de televisión en donde la Presidenta prácticamente se disculpa por la “falta de controles” que la llevaron a utilizar el Jet privado, y acepta la renuncia de los funcionarios y llama a proteger con mayor celo la institucionalidad; se han detonado nuevos y peligrosos frentes de descontento, que podrían salírsele de las manos al que se ha convertido en el gobierno más impopular de toda Latinoamérica.

Se ha abierto una dinámica de descomposición del Poder Ejecutivo que posiblemente tenga repercusiones sobre otras instituciones del régimen, como el Congreso y el entramado cantonal que dirige el PLN. No es casualidad que el propio Johnny Araya, apuntalado como candidato presidencial para el 2014 haya afirmado que el escándalo del Jet afecta su imagen para la campaña, en una muestra de impaciencia hacia el actual gobierno.

Por más “unidad nacional” que pida la Presidenta, su administración está cada vez más aislada y no se vislumbra a la vista, ni siquiera como posibilidad, que logre acercamientos o acuerdos con otros sectores del empresariado.

El país bordea la frontera de una crisis generalizada de régimen, que evidentemente pondría ante circunstancias excepcionales al conjunto de la clase dominante, que tendría que pensar desde ya no solo un sustituto si la Presidenta no fuera capaz de resistir tantas crisis en tan poco tiempo, sino qué hacer frente a la organización de su “junta de negocios”, el gobierno; en momentos en que se busca imponer una nueva relación de fuerzas a los trabajadores de la ciudad y el campo con tal de imponer los recortes salariales, de presupuesto público, así como las concesiones y privatizaciones de empresas con tal de beneficiar a los distintos círculos empresariales en busca de ganancias.

Los trabajadores, estudiantes, campesinos pobres y demás sectores populares de la sociedad estamos ante una situación excepcional en la vida política del país, pues a la vez que parecieran desintegrarse pacíficamente poderes como el Ejecutivo; no hemos sido capaces de inclinar la balanza a favor por medio de nuestra movilización y organización independiente, un requisito urgente sino queremos que la actual crisis se resuelva por arriba, con salidas “destituyentes” y de derecha, apoyadas en la fuerza de instituciones como la Fuerza Pública, que toma todavía más predominancia con el ascenso de Celso Gamboa como Ministro de Comunicación y nuevo “hombre fuerte” del gobierno.

A pesar de la pasividad imperante desde el campo de las organizaciones obreras y populares, el momento actual exige responsabilidad y una respuesta frente al vacío político cada vez más grande con origen en Zapote, pero que puede trasladarse a las demás instituciones políticas del país, desorganizando aún más el aparato de dominación de la burguesía costarricense.

Es momento de reunir las fuerzas necesarias para dar una respuesta que esté a la altura de las circunstancias, con tal de movilizar a cientos de miles en las calles de Costa Rica y darle final a un gobierno de tanta corrupción y violencia contra el pueblo trabajador.


[1] Algunas fuentes, como Prensa Latina, señalan que “Una fuente de la Policía de Control de Drogas (PCD) dijo al medio que por órdenes de la DEA no se pudo registrar el jet, en el momento en que la institución realizaba las pesquisas por sospechas de actividades ilícitas, que se iniciaron desde 2011.” Y plantean que la empresa THX de Morales Fallón prestó el Jet y su colaboración al gobierno de Chinchilla a cambio de que ésta le garantizara su “reubicación en Costa Rica y el cierre del expediente criminal.” www.prensa-latina.cu

viernes, 3 de mayo de 2013

Repudiemos la visita de Obama y los pactos imperialistas



Este 3 y 4 de Mayo Barack Obama, el presidente de la mayor potencia capitalista del mundo,  estará en Costa Rica en el marco de la cumbre del SICA al lado de los presidentes de la región. Los altos jerarcas del gobierno han señalado en distintos momentos que se tratarán temas de seguridad, comercio y cooperación; calificativos con los que encubren la injerencia imperialista en suelo costarricense y latinoamericano.

Desde la LRS consideramos:

1) Que la visita del Presidente Barack Obama a la Cumbre de Presidentes del Sistema de Integración Centroamericano vuelve a poner al descubierto el grado de subordinación de los países de la región (incluida Costa Rica) al Imperialismo norteamericano: lo que se refleja no solo en el grado de servilismo expresado por la Presidenta Chinchilla en las invitaciones a reunirse con el “excelentísimo señor Obama”, sino también en los pactos en “seguridad” y “cooperación” que desde ya comprometen a Costa Rica con la política exterior de la potencia norteamericana; mientras todos los acuerdos de saqueo y entrega al capital transnacional como el TLC siguen en pie, beneficiando a los grandes empresarios asociados a los capitales imperialistas.

2) Que Centroamérica tiene una importancia geopolítica excepcional para los Estados Unidos: en primer lugar porque han utilizado a la región históricamente como su “patio trasero” y punto de apoyo para imponer su política a los pueblos latinoamericanos, sea por medio de la intervención directa de marines o golpes de Estado, tal como se demostró décadas atrás con su rol en la organización del golpe de Estado en Chile en 1973, su apoyo al golpe en Argentina en 1976, así con la invasión de marines a Nicaragua, los bombardeos en Guatemala para derrocar al presidente Jacobo Arbenz,  la instalación de la Escuela de las Américas en Panamá , y una lista interminable de injerencia en la soberanía de los pueblos latinoamericanos, siendo el caso más reciente el golpe de Estado en Honduras donde apoyaron solapadamente a los golpistas para establecer un régimen más fiel a los intereses norteamericanos. En segundo lugar porque es una zona clave para la “seguridad nacional” de los Estados Unidos, pues históricamente ha sido utilizada tanto para el transporte de las mercancías necesarias para abastecer el mercado norteamericano, como para la circulación de las naves y los pertrechos de guerra que pasan por el Canal de Panamá y que el país imperialista mantiene alrededor del mundo.

3) Que el Presidente Norteamericano, más allá de las formas de su discurso, ha demostrado luego de casi cinco años ser la continuidad de la política guerrerista de Bush a escala internacional: lo que se refleja en el replanteamiento de la guerra en Afganistán, el mantenimiento de bases militares y asesores en Irak y una reorientación de sus fuerzas militares hacia la zona del Pacífico Asiático, donde Estados Unidos busca prepararse para eventuales conflictos así como para contener a China, que aspira a expandir su influencia comercial y política, no solo en Asia, sino también a nivel internacional

4) Que los últimos años han estado marcados por un esfuerzo persistente por parte de los EE.UU. para militarizar Centroamérica y el Caribe, lo que se refleja desde los ingentes esfuerzos en 2004 por introducir la Escuela Internacional de Policía (ILEA por sus siglas en
Inglés) en Alajuela, la ocupación de Haití por parte de 16 mil  soldados norteamericanos bajo la excusa de la ayuda humanitaria tras el terremoto de 2009, la apertura de una nueva base militar en la Mosquitia hondureña, hasta los más recientes permisos para la entrada de barcos de guerra de los EE.UU. bajo el paraguas del patrullaje conjunto para “combatir el narcotráfico”, que dicho sea de paso, constituye un motor (aunque “ilegal”) de la economía norteamericana. En este mismo sentido en el año 2009 fue aprobada en Costa Rica la Ley Antiterrorista de Bush que a la fecha se encuentra vigente y que se sustenta en la llamada “guerra contra el terrorismo” para para criminalizar las luchas obreras y populares a nivel mundial.

5) Que la militarización apabullante que promueve Obama, en nombre de la “Seguridad” y el “combate al narcotráfico”, en realidad tiene como trasfondo proteger la hegemonía de los Estados Unidos sobre la región, así como garantizar mejores condiciones de control social y político para imponer los planes neoliberales emanados desde el Banco Mundial, el FMI así como otros organismos financieros internacionales, que actualmente presionan porque la crisis capitalista sea pagada por los trabajadores con despidos, rebajas salariales, privatizaciones de empresas estatales (como la CCSS, o el ICE en el caso de Costa Rica),así como obras de “concesión” de obra pública, para que los grandes monopolios inmobiliarios se beneficien a costa de las privaciones del pueblo costarricense y latinoamericano.

6) Que Obama es continuador del injusto bloqueo económico sobre Cuba, impuesto por Estados Unidos como respuesta a la heroica lucha de los trabajadores de la ciudad y el campo en la isla, quienes decidieron construir un país libre de opresión imperialista y protagonizaron una revolución a escasos kilómetros del principal centro del capitalismo mundial. Hoy Obama intenta presionar por una restauración capitalista en la isla, que fue y continúa siendo un referente de  resistencia obrera y popular  frente al imperialismo norteamericano en toda la región.

7) Que la visita de Obama es parte también de los esfuerzos de EE.UU. por extraer mayores recursos de la región de Centroamérica y el Caribe, lo que tomaría forma en el proyecto Mesoamérica, impulsado por el imperialismo norteamericano en asocio con los gobiernos semicoloniales de la región, comenzando por el del mexicano Enrique Peña Nieto, quien se postula ante el imperialismo yanqui como uno de sus peones políticos para construir un bloque político más a la derecha en Latinoamérica; que le permita a la potencia del Norte establecer una política más afín a sus intereses en el subcontinente.

Por tanto desde la LRS:

a) Rechazamos la militarización de Costa Rica y América Latina bajo la excusa del “combate al narco” que viene a profundizar el imperialismo norteamericano por medio de su Presidente Barack Obama.

b) Exigimos la inmediata anulación de los convenios de “Patrullaje Conjunto” con los Estados Unidos, utilizados por ese país como mampara para penetrar con sus barcos, aviones de combate y soldados en las aguas costarricenses; haciendo parte a nuestro pequeño país de las aventuras bélicas que esta potencia bélica mantiene alrededor del mundo.

c) Exigimos el cierre de la cárcel de Guantánamo en Cuba, la salida de los 16 mil soldados yanquis apostados en Haití bajo la excusa de la “ayuda humanitaria” tras el terremoto, el cierre de sus bases militares en Honduras (Palmerola y La Mosquitia); y denunciamos las guerras de rapiña en Afganistán y el mantenimiento de bases militares en Irak.

d) Exigimos la anulación inmediata del injusto bloqueo económico sobre el hermano pueblo de Cuba y repudiamos las presiones del gobierno de Obama en la perspectiva de imponer la restauración capitalista en la isla.

e) Exigimos la salida de las tropas yanquis de la costa pacífica de Asia y el cese inmediato de los ejercicios militares de Estados Unidos en la Península de Corea, que amenazan al mundo entero de grandes desastres por medio de una guerra nuclear, y que se ubican como parte de los acciones para intentar contener el desarrollo capitalista de China. 

f) Exigimos la derogatoria inmediata de la Ley Antiterrorista de Bush y todos los pactos y acuerdos en materia represiva y militar vigentes con Estados Unidos.

g) La anulación de los pactos de entrega y saqueo firmados con los Estados Unidos, como el TLC, que no ha servido más que para llenar de ganancias a los grandes empresarios transnacionales, mientras los trabajadores comienzan a pagar con despidos los efectos de la crisis capitalista.

Rechazamos la postración histórica en que la burguesía nacional nos ha mantenido en relación a las grandes potencias (primero Inglaterra y luego Estados Unidos) y denunciamos la continuidad de esa subordinación por parte del odiado gobierno de Laura Chinchilla, que hipócritamente pide diálogo después de tres años de un gobierno mafioso, cargado de corrupción, robos y burlas en contra de todos los asalariados del país.