jueves, 25 de julio de 2013

Repudiamos la brutal represión policial en Liberia



El pasado lunes se efectúo un nuevo desalojo a manos de la Fuerza Pública en la Finca El Aguacate, ubicada en Liberia, Guanacaste. El saldo de la brutalidad policial en la que no faltaron los gases lacrimógenos fueron decenas de detenidos y heridos, incluyendo niños y mujeres embarazadas. Nos solidarizamos con la lucha que estas casi 400 familias sostienen desde hace meses y repudiamos enérgicamente la represión de las fuerzas policiales comandadas hoy por el gobierno de Laura Chinchilla. Al mismo tiempo exigimos la liberación de todos los detenidos y que sean entregadas las tierras a quienes realmente las trabajan.

Este nuevo episodio de represión policial prueba congruentemente la necesidad de poner en pie al movimiento obrero y estudiantil y a la juventud, en la dirección  de construir un espacio en el que unifiquemos fuerzas de forma sistemática, no sólo para evitar la dispersión imperante, sino para poder garantizar un apoyo real y activo a luchas como esta, cerrando filas ante la represión estatal más allá de una solidaridad simbólica expectante.   

Llamamos a todas las fuerzas con las que hemos venido trabajando conjuntamente en los últimos meses, a que unifiquemos esfuerzos más allá del marco de los pequeños grupos, para impulsar con todo la lucha contra el gobierno corrupto de Chinchilla y su política constante de represión.


LIGA DE LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA | LRS

Contactános para unificar fuerzas y coordinar acciones conjuntas: lrscostarica@gmail.com

viernes, 19 de julio de 2013

Egipto: la marcha de la clase obrera hacia su conciencia política

Por Jacques Chastaing, militant du NPA à Mulhouse

En Egipto y en el mundo árabe -o en cualquier otro lugar-, la autoorganización sólo puede inscribirse en la marcha de las clases explotadas para salir de su apatía política y en el camino de tomar conciencia sobre su propio papel.

La revolución en Egipto (y Túnez, Siria, etc.) es un gran cimbronazo del mundo. También es un fantástico desciframiento de los cambios recientes en el planeta y los caminos que, actualmente, toma la conciencia de los oprimidos hacia su emancipación.

Estas revueltas no son sólo fenómenos "árabes" causadas por el desgaste de los regímenes dictatoriales, sino que están vinculados al desquiciamiento económico mundial de los últimos treinta años. La crisis ha llevado al capitalismo a patear hacia adelante el endeudamiento cuyos efectos vemos aquí hoy, pero también lo ha llevado a la búsqueda tanto de nuevos mercados como de un nuevo proletariado de bajos salarios; la competencia entre los trabajadores del mundo; una nueva geografía industrial planetaria y la desregulación mundial de la protección social, poniendo patas arriba muchas situaciones asentadas y sentando las bases de los actuales levantamientos, desde Egipto a Turquía, pasando por Bangladesh.

Las revoluciones árabes han dado paso a un período de desbarajuste y desciframiento de estos cambios económicos y su impacto en la conciencia.

Los flujos estructurales de la conciencia hacia la autonomía

La liberalización económica resquebrajó todo tipo de protección, empujó a los pobres a buscar una mejor vida en las principales ciudades, conduciendo a una urbanización desenfrenada. El Cairo pasó de tener 3 millones de habitantes en 1960 a más de 20 millones en la actualidad. Surgieron una gran cantidad de ciudades medianas y pequeñas. De los 100 millones de habitantes del mundo árabe en 1950, el 26% vivía en ciudades. Hoy en día, hay más de 66% de un total de 350 millones. Alejandría cuenta con más de 5 millones de habitantes, Port Said, Suez, Mahalla, Mansoura, ciudades que las luchas nos hicieran conocer, superan los 500.000 habitantes cada una. Egipto tiene una población de 85 millones de personas, muy jóvenes (con una edad promedio de 24 años); una densidad de habitantes seis veces superior a la de los Países Bajos -el más alto de Europa-; una clase obrera de 8 millones de personas; la industria más desarrollada en el mundo árabe (24.000 empleados, por ejemplo, en "Misr Spinning and Weaving" en el sitio de Mahalla al-Kubra), y un sector "informal" de pequeños puestos de trabajo de “día a día” que abarca entre 10 y 17 millones de trabajadores. Muy a menudo, estos últimos son estigmatizados socialmente como delincuentes o traficantes de drogas que no tienen, por supuesto, ninguna protección en caso de accidente o enfermedad, no acceden a jubilación y sus hijos tampoco se atreven a decir a qué se dedican sus padres. Sin embargo, es este sector del proletariado el que ha jugado y sigue jugando un papel central en las revueltas que sacudieron el país, pero que continúa hasta el momento sin representación política. Es esta contradicción y la marcha hacia la conciencia de los explotados, la clave de todos los acontecimientos políticos de los últimos dos años en Egipto.

Esta contradicción es la que se encuentra en la ciudad-jungla, la que sacudió las tradiciones y destruyó la vieja solidaridad, pero al mismo tiempo destruye lo que tiene de más pesado y coercitivo la propia tradición, creando un "espacio de libertad" que socava la autoridad de la antigua familia patriarcal o la religión. "La libertad" sin duda de un proletariado femenino e infantil que ha sido explotado sin límites. Pero, al mismo tiempo que la ciudad se convierte en "jungla", mezcla las tradiciones y hace entrar a los trabajadores egipcios en el proletariado mundial.

Se estima en tres millones la cantidad de habitantes de las villas miseria de El Cairo en condiciones de vida dramáticas. Un millón de niños son abandonados a su suerte en las calles de las ciudades. “Gavroches” (nombre de un personaje de la novela “Los miserables”) de los tiempos modernos, que a menudo se encuentran en las filas de los ultra o la primera línea de los enfrentamientos con la policía. Al mismo tiempo, hay 21,7 millones de usuarios de Internet en Egipto.

Con la ciudad, sus libertades, su concentración e internet, el peso de los jóvenes se ha multiplicado. Pero lo más sorprendente es la participación significativa de los hombres maduros en la revolución, que hasta ese momento, al asumir la autoridad en la familia patriarcal y religiosa, jugaban un papel moderador.

En el campo industrial, la apertura a la competencia mundial ha llevado a la privatización de las producciones del Estado más tradicionales como el textil, que han sido compradas a menudo por el capital indio, con condiciones degradadas para los trabajadores. La tierra es quitada a los campesinos a favor de los grandes latifundios. La "liberalización" de la economía mundial ha entrañado la industrialización, pero también el cierre de las empresas de propiedad estatal (4.600 cierres en 2012), así como la destrucción de los servicios públicos que causan el crecimiento de la pobreza por un lado, y la riqueza, por el otro. La pobreza aumentó del 39% de la población en 1990 al 48% en 1999 en las zonas urbanas, y del 39% al 55% en las zonas rurales. Hoy más del 40% vive con menos de un euro por día. De hecho, tratando de escapar de las viejas instituciones a las que fueron confinados, masas de hombres formaron olas de inmigración de una magnitud sin precedentes en la historia de la humanidad. En el mundo árabe, más de 22 millones han emigrado, sobre todo a los países del Golfo, pero también a Europa e inclusive, más allá. En la desesperación que azota a esos países, no había más que una salida: huir al extranjero, trabajar allí, ir a la escuela, soñar con un lugar mejor. Pero gran parte de los migrantes en los Estados del Golfo ha regresado. Cuando las fronteras europeas son cada vez más herméticas, esto no es para nada así en las revueltas actuales. La urbanización y la migración han mostrado no sólo otro mundo, sino que también lo han hecho penetrar, causando una verdadera revolución matrimonial que socava los cimientos de las dictaduras, como las bases de la religión tradicional, ambas basadas en la familia patriarcal, el matrimonio a corta edad y entre primos, la sumisión de las mujeres y una alta tasa de fertilidad.

En 30 años en Egipto -la tendencia es similar en todos los países árabes- con considerable urbanización y la inmigración a gran escala, muchas mujeres se pusieron a trabajar; la edad para contraer matrimonio que era de 17 a 18 años para las mujeres aumentó a 23 años, y 27 para los hombres. Esto significa un período de celibato mayor, y también de disponibilidad para la acción colectiva. La fertilidad disminuyó de 6 o 7 niños a alrededor de 3. Se estima que la tasa de contracepción es de casi un 60%. El número de abortos, pese a estar aún prohibido, explota. La diferencia de edad entre los cónyuges, tradicionalmente alta, disminuye a medida que se vuelve habitual el matrimonio endogámico. La duración del matrimonio, bastante corto por la facilidad con la que cuentan los hombres para repudiarlo, se alarga. La poligamia casi ha desaparecido.

La violencia actual del tradicionalismo religioso es una reacción a un mundo superado por esta evolución, el colapso electoral brutal de la Hermandad Musulmana encuentra en ella sus motivos. La plaza Tahrir, donde conviven sin problemas hombres y mujeres, ha dado un rostro a este trastocamiento, al mostrar que estos arcaísmos no están inscriptos en las profundidades de la "naturaleza humana", sino que se asientan en estos regímenes dictatoriales y allí que encuentran sus fundamentos. La familia, el matrimonio, la herencia, las fronteras nacionales, la educación, las formas de gobierno, la representación política, religiosa y la propiedad están todos en crisis.

El camino de los explotados hacia la conciencia política que hace entrar en pánico a los poseedores 

Contrariamente a lo que se dice a menudo, la revolución egipcia no ha sido sofocada por un llamado invierno islamista, ni se está apagando de a poco por el desgaste lento.

Como prueba, el mes de abril de 2013, con 1.462 protestas identificadas por el Centro para el Desarrollo Internacional -48 por día– de los cuales el 62,4% tiene un carácter económico y social, no sólo rompió todos los records de la historia de Egipto, sino que ha sido también pico mundial de este mes. Al comparar cuantitativamente los meses que separan las dos revoluciones rusas de 1917, parecen un largo y tranquilo río. El mes de marzo ha sido agitado, con casi 1.354 protestas. De hecho, desde la toma del poder por Morsi y la Hermandad Musulmana, en julio de 2012, el número de conflictos se ha más que duplicado en el mismo tiempo, sólo el año 2012 ya contaba con más movimientos que los 10 años anteriores.

Millones de egipcios ingresaron a la escena política y están haciendo su propia experiencia. Algunos por primera vez, a veces utilizados por sus patrones o administradores para presionar a las autoridades. Pero otros ya están en su quinta o sexta huelga en dos años, por no hablar de su participación en las protestas barriales o en las manifestaciones políticas. Todos directa o “por capilaridad” tienen más experiencia y organización que lo que tuvieron jamás; nuevos militantes se forman, en busca de alimentos ideológicos en la plaza Tahrir o en la universidad y todos los lugares de debate, dejando poco a poco su estupor de explotados, mostrándose capaces de ayudarse a sí mismos y con cada vez más peso sobre las otras categorías sociales.

En los últimos 10 meses, desde que Morsi asumió el gobierno, la revolución ha tomado la forma, en septiembre y octubre de 2012, de amplios movimientos sociales centrados en fines económicos alrededor de huelgas generales de profesores y médicos. En noviembre y diciembre, se convirtió en un gran movimiento político en torno a la exigencia de la caída del régimen considerado una nueva dictadura. En la movilización del 4 de diciembre, se reunieron casi 750.000 manifestantes en las calles de El Cairo y alrededor del palacio presidencial, lo que obligó a Morsi a huir, pero fue salvado por la pusilanimidad de la oposición que lo acompañó en el desvío del movimiento insurreccional hacia las urnas, con el referéndum religioso y constitucional. Con la abstención masiva durante estas elecciones en diciembre, la gente tenía la experiencia de haber dejado en minoría al conjunto de sus partidos. En enero, febrero y marzo de 2013, las ciudades del canal de Suez insurrectas desafiaron masivamente el estado de emergencia y ridiculizaron la autoridad que el poder islámico había puesto en su lugar. Pero fueron también los trabajadores de las ciudades del delta del Nilo, como Mansoura y Mahalla, los que simbolizaron, ante todo el país, el cuestionamiento a la autoridad gubernamental, la policía y los islamistas con numerosas bancas del Partido de la Libertad y de la Justicia (Hermanos Musulmanes), policías o prefecturas, quemados o saqueados. El gran aparato policial (4 millones), militar (3 millones), religioso (2 millones de Hermanos Musulmanes) que impusieron el terror, parecían paralizados. En las mezquitas, se veía a los imanes denunciar el falso islam de salafistas y Hermanos Musulmanes. Incluso vimos a una joven profesora hacer apología de ateísmo frente a una multitud de curiosos. Ni siquiera la universidad de Al Azhar, foco central del islam de Medio Oriente, escapó al desafío en toda la regla por sus estudiantes.
Bajo el gobierno del ejército SCAF, de enero de 2011 a julio de 2012 y 9 elecciones, los egipcios han roto con sus ilusiones sobre el ejército y la democracia representativa. A partir del gobierno de los Hermanos Musulmanes, rompieron con las ilusiones en el islam político y aprenden a hacerlo con el FSN, frente de los partidos de la oposición bajo la dirección de los liberales, demócratas y socialistas nasserianos.

Es por ello que hemos visto aparecer a partir de enero de 2013, milicias de autodefensa, bautizadas comúnmente por la prensa como “Bloque Negro” para defenderse de la extrema violencia de la policía, rompiendo con la tradición de no violencia legal de la oposición institucional. Es por eso que también aparecieron los inicios de auto organización popular, consejos de ciudad en Mahalla y Kafr el Sheick, embrión de policía popular, prisión para los Hermanos Musulmanes y un esbozo de educación tomada en sus manos por la población de Port Said, dando cuenta de una lógica de la situación donde se plantea la cuestión de la democracia directa.

En marzo y abril, al mismo tiempo que asistíamos a la debacle electoral de los islamistas durante el escrutinio para la representación electoral entre los estudiantes y mientras las universidades estaban cada vez más cerca de volverse un foco de agitación política permanente, la revolución, en una especie de respiración, se desplazaba hacia los asuntos económicos. Empezando por una huelga general de los ferrocarriles, una multitud de movimientos sociales atomizados, de las fábricas y los barrios estallaron contra los aumentos de precios, la escasez de combustible y los cortes de electricidad. Quizás antes de que la rebaja de los subsidios en los productos de primera necesidad programados por el gobierno para dentro de poco unifiquen nuevamente el movimiento en un mismo terreno pero ahora brutalmente político.

A través de estas múltiples experiencias, va tomando forma poco a poco la idea de que la salvaguarda de la revolución pasa por la revolución social.

Hubo un hecho en abril que fue particularmente significativo. El gran periódico liberal Al Masry al Youmha cerraba sus puertas. Propiedad de hombres de negocios, ellos estimaron que había jugado su parte en ayudar a la caída de Mubarak, pero hoy cuando era el momento de una alianza entre islamistas y liberales, una información libre no podía más que beneficiar a la clase obrera. En respuesta a su última aparición, sus periodistas hicieron un número especial explicando que no podía existir democracia real sin democracia económica y justicia social, en suma, que el futuro era la revolución social!

La convergencia actual entre la pérdida de ilusiones y las luchas obreras con democracia directa, tiende a que emerjan pública y abiertamente los cambios subterráneos que han ido transformando las relaciones entre hombres y mujeres, en el tipo de familia, el matrimonio, la herencia, la educación, la religión y la propiedad: cuestiones del socialismo y de la revolución permanente.

No es de otro modo que viviendo en esta conciencia emergente de que los hombres a través de sus luchas pueden convertirse en actores de su propia historia, dándole un objetivo a los organismos de contra-poder que comenzaron tomando los espacios públicos, continuaron construyendo sindicatos y diversas organizaciones no gubernamentales, y podrían continuar poniendo en pie comités de lucha por fábrica o ciudades y sus coordinaciones a escala, y, por qué no, atravesar fronteras. Entonces, su alcance será tanto mayor cuanto que su lenguaje será común a la humanidad.

lunes, 1 de julio de 2013

Presentación de la autobiografía "Mi vida" de León Trotsky, en Costa Rica

El pasado miércoles 5 de junio se realizó en la Universidad de Costa Rica la presentación de Mi Vida, la más reciente autobiografía de León Trotsky editada por el CEIP de Argentina. La exposición estuvo a cargo de Bryan Brenes, integrante de la LRS, y el Dr. en Historia Rodrigo Quesada Monge. 

El primero en exponer fue Bryan Brenes, quien sostuvo que para analizar la vida y obra de Trotsky era necesario seguir un método similar al que utilizaba Riazanov para pensar la obra de Marx y Engels, que era precisamente partir del tiempo y las condiciones materiales en que les había tocado vivir, con tal de comprender de los orígenes y razones de sus ideas. Que ese método propuesto por el propio Marx, había que tomarlo en cuenta para abordar a Trotsky, que pensó en llamarle a su autobiografía “Medio siglo”, en alusión alos grandes acontecimientos que le tocó vivir, como las tres revoluciones rusas, la de Alemania en el ’18, en el ’23, la revolución china, la española, el surgimiento del nazismo, así como la burocratización del primer estado obrero de la historia. Además señaló que hoy, a diferencia de muchos procesos revolucionarios del siglo XX, partíamos desde muy atrás en la "subjetividad" revolucionaria, ya que hoy las masas no tenían el horizonte de la revolución social como sucedía cuando todavía estaba en pie la URSS.

Además señaló como esta crisis de perspectiva revolucionaria se había profundizado con la caída del muro de Berlín, pero que lentamente venía reconstruyéndose una subjetividad revolucionaria, y que a pesar de que hoy no se dispone de héroes revolucionarios de la talla de Trotsky, es en los nuevos combates al calor de la crisis capitalista que se libran en países como Egipto, Túnez o Turquía; donde se viene reconstruyendo una nueva disposición de lucha y se espera con optimismo el surgimiento de nuevos y grandes combatientes.

Posterior a esta reflexión sobre la situación internacional repasó la actividad del CEIP y de los grupos de la Fracción Trotskista en Latinoamérica y Europa, donde se vienen presentando las obras de Trotsky como parte de los esfuerzos de la corriente internacional de la que forma parte la LRS costarricense por rescatar la figura y las ideas revolucionarias de los más grandes dirigentes marxistas del siglo XX.

Posteriormente sostuvo que la presentación de la autobiografía Mi Vida se hacía en Costa Rica en medio de la peor crisis capitalista desde la década del ’30 que ya se expresa en Costa Rica por medio de cientos de despidos que ya comenzaron en empresas como Faber Castell, Avianca-TACA, Jockey y otros lugares más, lo que preanuncia escenarios parecidos al 2009 cuando hubo huidas patronales, huelgas duras, ataques patronales, y ataques en general a los trabajadores. También señaló que se vienen grandes luchas, pues la burguesía costarricense está combinando la represión y el amedrentamiento de la vanguardia para imponer la destrucción de la salud pública, la educación y de las conquistas que lograron los trabajadores en el país durante el siglo XX. Que frente a esa situación para los revolucionarios que presentan el libro tiene una gran importancia la teoría y las ideas revolucionarias.

Después de la apertura de la actividad por parte del militante de la LRS tomó la palabra el Dr. Quesada, que en una densa exposición se orientó a rescatar la figura de Trotsky así como a replantear la vigencia de las herramientas metodológicas, teóricas y analíticas legadas por los revolucionarios del siglo pasado.

El historiador comenzó reconociendo que se sentía emocionado al ver ese tipo de actividades para compartir reflexiones y que él proviene de aquella generación que luchó y tiró piedras en la década de los ’70. Señaló como en la actualidad en muchos partidos comunistas europeos muchos viejos militantes dicen sentir vergüenza por su pasado y que no debería ser así, ya que más bien deberían hacer un esfuerzo por participar en la reconstitución de los movimientos que se vienen desarrollando a escala mundial.

Según dijo había que superar la nostalgia de haber vivido de las cosas pasadas, de las cosas que pudieron haber sido y no fueron, y apoyándose en Lenin insistía en que cuando hay crisis, cuando hay nostalgia, hay que ser más imaginativos para producir y generar utopías y convertir a la nostalgia en una herramienta de combate, en una herramienta que permita reconstituir los sueños temporalmente derrotados, en alusión al período que comprende 1989-1991.

Después de esta breve introducción, Quesada explicó que si hay alguien que ofrece un método y una teoría de ubicación en el presente, ese es León Trotsky, del que se habían publicado en el mundo anglosajón alrededor de cuatro/cinco biografías entre el 2003 y 2009. Preguntándose ¿por qué? este interés en la figura del revolucionario planteaba que lo más extraño de eso era que eran obras donde los autores se dedicaban a destruir y tirar estañones de estiércol a sus biografiados.

Profundizando en su análisis argumentaba que si se revisan las últimas biografías en inglés o francés sobre Trotsky son obras de 600 o más páginas que se dedican a poner el énfasis en dos o tres cosas, como por ejemplo que era judío (antisemitismo), en que se hacía morisquetas y se daba besitos tras la puerta con Frida Calho (lo que al extraordinario pintor mexicano Diego de Rivera le importaba un pepino), así como otras cuestiones como que tenía desacuerdos con Lenin, que según Quesada “eran realmente insignificantes”.

Seguidamente lamentó de que a pesar de haber sido abiertos entre 7 y 60 millones de documentos sobre la oposición de izquierda (1923-1929), historia económica, o los problemas políticos y movimientos sociales dentro de la URSS, toda esa documentación no fue tomada en cuenta para la elaboración de las nuevas biografías. Al contrario, dijo que la documentación fue ignorada para que saliera un monstruo de siete cabezas, una serie de biografías que se dedican sistemáticamente a sacar a Trotsky de cualquier manera de la historia.

Se refirió concretamente al inglés Robert Service, que en una de las presentaciones de la última biografía dijo que si el piolet/zapapico de alpinista de Ramón Mercader no hizo su tarea destruyendo a Trotsky que él se proponía con esa biografía aniquilarlo de la historia definitivamente. Dijo que esta afirmación de Service refleja a cuerpo entero la enorme angustia que hay en ciertos sectores intelectuales, académicos, económicos y financieros frente a un proceso donde la izquierda está recuperando a sus grandes pensadores, a sus grandes héroes. Según Quesada esta preocupación de Service pasa por intentar destruir la biografía de Isaac Deutscher (el Profeta Armado, Profeta Desarmado, Profeta Desterrado [1]) así como la de Pierre Broué (…)

Estas biografías, especialmente la de Service se dirigirían a parar un proceso muy peligroso que se expresa en hechos concretos como que a Marx lo están leyendo en la Citi de Londres, en la Bolsa de Nueva York, en las bolsas de Japón y Berlín. ¿Qué pasa con Marx? ¿Por qué Marx tenía razón? como dice Terry Eagleton.

Para Rodrigo Quesada Trotsky nos está compartiendo la recuperación de una caja de herramientas metodológicas, teóricas y analíticas excepcionales. Además explicó como el dirigente revolucionario hizo la revolución de octubre con Lenin, organizó y dirigió a tiempo completo un ejército de cinco millones de hombres para hacer frente a una invasión extranjera aterradora, con un organizado sabotaje interno contra los logros más importantes de la revolución… y al mismo tiempo escribió una parte de sus obras en más de cincuenta volúmenes.

Continuó afirmando que toda esta obra descomunal, toda esta masa de métodos, de comprensión analítica, cómo asumir la vida cotidiana, la disciplina de trabajo, la labor del estudiante militante por ejemplo, el papel de la cultura, del artista, del intelectual en la sociedad, constituyen una caja de herramientas muy valiosas en el presente. Que era imposible comprender al siglo XX si no se estudiaba la revolución de octubre, y que no se podía comprender el siglo XX a su vez, sin analizar por medio de la teoría de la revolución permanente la revolución china, la revolución mexicana, la cubana…y otras que se quedaron a medio camino, frustradas, saqueadas, malversadas.

Quesada recordó como el propio historiador inglés Edward Carr siempre le agradeció a Trotsky haber escrito una obra como la Historia de la Revolución Rusa de seiscientas páginas cada tomo.

Sostuvo que la elaboración de la autobiografía de León Trotsky entre 1928-1929 no era una simplemente exhibición narcisista de su currículum revolucionario, sino una oferta para el lector, para el investigador, el antropólogo, economista, historiador, sociólogo e incluso el filólogo. Puso como ejemplo la obra de Trotsky Literatura y Revolución donde se desarrollan los primeros pasos de la crítica literaria inspirada en Marx. Invitó con urgencia a los asistentes a la presentación a ir todos juntos a las fuentes originales del pensamiento de Trotsky así como al disco duro de toda su propuesta: la Teoría de la Revolución Permanente, tanto para comprender los procesos revolucionarios de Centroamérica y el Caribe como para entender por qué el imperialismo norteamericano es un imperialismo de nuevo cuño después de 1898.

De la misma forma en que resaltó los aportes de la Teoría de la Revolución Permanente, afirmó que Trotsky forma parte de los autores de mayor nivel de sofisticación teórica, que hablaba con perfecta soltura aproximadamente nueve idiomas, y que tenía un manejo de la literatura de esta época impresionante: en francés, inglés, alemán, ruso; por lo que estábamos en frente de un gigante, del testimonio revolucionario, del testimonio político, e incluso, como decía George Orwell –el gran ensayista inglés- de uno de los grandes monstruos literarios del siglo XX por la exquisitez para expresarse y por el estilo literario que lo hace ser uno de los más grandes estilistas en el ensayo político de que se tenga memoria.

En un esfuerzo por establecer un paralelo histórico Rodrigo Quesada recordó cuando Thomas Carlyle estaba escribiendo la biografía de Oliver Cromwell (el cerebro de la primera revolución burguesa, la revolución inglesa de la segunda parte del siglo XVII) y expresó que era una desgracia que para haber escrito la biografía de Cromwell había tenido que sacarlo de una pila de perros muertos que tenía encima, de una pila de basura, de chismes, de maledicencia; desde que Cromwell era un viejo fornicario a tiempo completo, hasta un viejo vagabundo y borrachín, etc… y que una labor parecida había que hacer con relación a Trotsky.

A propósito de las biografías reaccionarias que se vienen publicando, recordó como el profesor norteamericano Jonathan Sperber escribió una una biografía de 650 páginas para revelar el gran descubrimiento de que Marx era judío [y] que pertenecía al siglo XIX y que ahí debería quedarse. Con vehemencia replicó a estas conclusiones de Sperber en el sentido de que lo mismo podría decirse entonces de teóricos como David Ricardo y Adam Smith, cacharros viejos de jardín, que pertenecen también al siglo XIX y que son de quienes se nutre el pensamiento neoliberal.

Al final de su exposición invitó a abalanzarse sobre las obras de Marx y Engels a los jóvenes asistentes, resaltando la cantidad de seminarios y congresos que se realizan en Inglaterra, Italia, Francia, Alemania; y encuentros en los Estados Unidos sobre el pensamiento de estos revolucionarios. Puso como ejemplo los cuatro volúmenes de más o menos 500 páginas cada uno sobre los conversatorios que realizó la Universidad de Nueva York en torno a la idea del comunismo para el siglo XXI.

Invitó a revertir una dinámica en donde mientras los gringos hacen eso en otras partes se busca enterrar a Marx a palazo limpio. Concluyó que la burguesía en Costa Rica es una de las clases dominantes más entreguistas de América Latina, pero que además es increíblemente lúcida respecto al proyecto político que tiene y sabe que cualquiera que mencione a Marx está haciendo un conjuro de todos los demonios habidos y por haber, y que busca enterrar no solo a Marx sino a todos aquellos que creen en él lo más pronto posible.

Frente al gran esfuerzo por enterrar la figura de Trosky que despliegan las grandes casas editoriales imperialistas, resaltó el trabajo del CEIP León Trotsky de Argentina por difundir la biografía de uno de los más grandes revolucionarios del siglo XX.

Para finalizar hizo un llamado a repetir encuentros similares, a impulsar reuniones, a leer colectivamente porque nos estamos quedando atrás de lo que está sucediendo en otras partes del mundo, y que si el movimiento neonazi está adquiriendo una fuerza tan espectacular en Grecia donde están matando a la gente simplemente porque tienen color de piel distinta, si el movimiento neonazi tiene un enorme empuje en un país periférico de Europa; nosotros por estas partes del mundo debemos fortalecer nuestra conciencia y nuestro pensamiento leyendo a hombres y mujeres como Rosa Luxemburgo que nos enseñaron cómo se hace la revolución y cómo se debe socializar este tipo de cuestiones.
[1La base de la ponencia de Rodrigo Quesada se titula “Trotsky: el profeta recobrado”. Y puede consultarse en www.rebelion.org